Capítulo 1: El despertar.

Un día más, tan ordinario como todos los días. Nuevamente a clases y la pereza día a día era más intensa. Me levanto de mi cama para dirigirme al baño a darme un refrescante y friolento baño, sí, me encantaba bañarme con agua fría, porque sentía que podía despertarme, desquitar toda mi pereza mañanera y desestresarme un poco o, a veces, mucho. Minutos más tarde ya estaba listo para ir a clases pues vestía con una camisa a cuadros de color azul, pantalón negro y un par de zapatillas, algo gastadas, del mismo color del pantalón. Por último, cojo mi mochila, las llaves de mi pequeño departamento y, lo más importante, mi celular.

Mientras caminaba hacia la estación del tren eléctrico escuché un grito proveniente de un callejón. Yo me había adelantado demasiado y por ello retrocedí para averiguar quien era el o la causante del fastidioso grito.

Cuando me acerco al callejón vi claramente como dos hombres violaban a una mujer joven, lo más probable es que ella tenga la misma edad que yo. En ese momento no supe qué hacer ¿Acercarme? No lo sé... Pero... si me iba y no hacía algo para detener esa horrible escena seguro que no me lo perdonaría y viviría con la consciencia sucia.

- Demonios - Dije en voz baja mientras me acercaba a uno de los tachos de basura y pateaba el más cercano para atraer la atención de los violadores - ¡Hey! Persona como ustedes son la escoria de esta sociedad... deberían pudrirse - Dije en un tono enérgico y convencido en cada una de mis palabras pues así lo sentía.

Ambos voltearon a verme, pero uno de ellos dejó a la mujer mientras el otro continuaba con el acto sexual. Aquel que dejó a la mujer tenía una apariencia intimidable, era alto y de piel morena. Él cada vez más se acercaba y mis piernas parecían congeladas, porque no me movía.

* Qué demonios estoy haciendo, debo salir de aquí * Vi que el hombre de piel morena sacaba de su saco oscuro una navaja. Entonces, era evidente que las cosas cambiaban, pues me caracterizaba por ser un poco cobarde, no, mejor dicho... sí, soy cobarde para estos casos así que salí de dicho lugar corriendo hacia la estación del tren, pero cada vez que volteaba el moreno me perseguía.

* ¿Porqué demonio nadie transita por esta calle? O mejor dicho ¿Porqué demonios siempre transito por esta calle? * Me gustaba bastante caminar por calles donde no frecuentan mucho la gente así podía reflexionar un poco; además, porque no me gustaba el ruido de los carros y de las personas. Sin embargo, hoy ha sido un mal día para optar caminar por esa calle.

- ¡Aléjate de mí! - Le grito al hombre violador, este solo me mira fijamente, no dice nada, guarda la navaja pero aún me persigue. Siento el temor con claridad, temor a que me mate, de hecho que esa chica va a morir y por ser testigo me querrán matar esos dos tíos.

* Demonios... me he metido en un lío muy grande... y tan solo por tratar de ser solidario... * Estaba a un par de cuadras de la estación cuando de pronto volteo y veo que el tipo que me perseguía ya no estaba *¿Acaso se habrá cansado de perseguirme? *.

- Uffff - Suspiré y al llegar a la estación saco un ticket y por suerte no tuve que esperar al tren, porque este ya había llegado.