como siempre caminaba devuelta del trabajo, un estilo de vida monótono y repetitivo. puede sonar extraño, pero extrañaba aquellos días en los que en cada vuelta podía encontrarme con un viejo enemigo armado o una pandilla enfurecida.
pero no podía volver, seria un suicidio, en mi cuerpo estaban los testigos de tantas batallas y tantos enemigos echos.
agujeros de bala, cortes de navaja y en mi mente, presente todas sus miradas.
en mi rostro, marcado el recuerdo de un día que jamas olvidaría, una larga cicatriz que recorría desde la ceja derecha en la base de la nariz, asta la parte inferior de la mandíbula izquierda cerca del cuello.
un corte diagonal en mi mejilla izquierda, testigo mudo de aquel día.
doble en una esquina atravesando la calle, pero un auto freno justo enfrente mio, la ventana se abrió y se asomo un arma, una pistola del calibre 40 de 9ml.
sujeto la mano desconocida de la muñeca, le desvié y le rompí el brazo usando el techo del auto como apoyo.
la puerta del otro lado del auto se abrió y de el se bajo un hombre bastante bajo portando una uzi, saco de mi bolsillo una vieja pistola que parte por costumbre parte por paranoia siempre llevaba encima.
apunte y apreté el gatillo, un disparo perfecto y su cerebro licuado por la bala, pero no era el único, del asiento del co piloto se bajo otro hombre este con una sub ametralladora saf, bonito arsenal, me pregunta quienes serán estos tipos.
nuevamente apunte y dispare, pero esta ves la suerte no me acompaño, para mi sorpresa solo se oyo un clik, el casquillo se atasco.
en mi pecho recibí las balas caliente del arma de mi oponente, caí al suelo mientras me sangre se desparramaba por el piso.
del asiento del conductor se bajo otro hombre portando una escopeta, al verle la cara le reconocí de inmediato, nunca podría olvidar esa cara. con dificultad mientras tosia mi propia sangre dije.
-tu, debería haberlo sabido. ¿jamas te rindes no?
-años tratando de encontrarte, años contratando sicarios, matones y pandillas buscando tu cabeza. no puedo creer que todo acabe así.
sentí el frió metal del cañón de la escopeta en mi frente, era un día frió y anunciaron que nevaría.
-quiero verte suplicar.
-jamas tendrás nada de mi, dispara ya capullo. acaba con esto.
sentí un gran estruendo, lo ultimo que vi fueron los finos copos de nieve caer sobre el cañón del arma, antes de escuchar el disparo.
mis sesos se desparramaron por el suelo y el auto arranco dejando los dos cadáveres allí tirados.
al abrir los ojos estaba frente una habitación en una casa antigua llena de sangre seca y otras personas igual de desconcertadas.
y una esfera negra como la noche al centro.
-bonito lugar para morir.